La Fundación Oceanogràfic ha soltado esta tarde en la playa El Serradal de Castelló 20 tortugas bobas (Caretta caretta), que, procedentes del nido descubierto en la zona en julio de 2019, han seguido el programa de crecimiento y desarrollo “head starting” en las instalaciones del Oceanogràfic y en el Acuario de Sevilla.
Cuatro de las tortugas, que recibieron el nombre de Castelló, Miguel, Navel y Posidonia, llevaban instalado un emisor satelital, gracias a la aportación de la Fundación Azul Marino, lo cual permitirá un seguimiento monitorizado de la trayectoria de estos animales y un mayor conocimiento para la ciencia sobre su comportamiento en alta mar.
Los encargados de dejar en la arena estos jóvenes quelonios fueron la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, la consellera de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, la presidenta de la Fundación Oceanogràfic, Celia Calabuig y un representante de la Policía Local que intervino en el descubrimiento del nido.
Asistieron también al acto el director general del Oceanogràfic, Eduardo Nogués, el director de la Fundación Azul Marino, Juan A. Romero, el concejal de Castelló, Ignasi García, la concejala de Bienestar Animal de Cullera, Marta Tur, así como miembros de la conselleria y ayuntamiento, de la ONG Xaloc y voluntarios de ambas fundaciones.
Las tortugas fueron incluidas desde su nacimiento a principios de septiembre del año pasado en el citado programa de “head-starting”, cuya finalidad es conseguir que los neonatos alcancen el tamaño, peso y habilidades suficientes de natación, buceo y alimentación para aumentar las posibilidades de supervivencia y eludir a gran parte de sus depredadores naturales.
Las experiencias llevadas a cabo hasta ahora permiten un gran optimismo, porque los porcentajes de supervivencia de estos animales al entrar al mar están en torno a un 90%, lo que significa un éxito para la conservación de la especie, dado que se estima que, en condiciones naturales, sólo sobrevive a su entrada al mar una tortuga de cada mil que nacen.
El nido de Castelló aportó 113 huevos, de los que 32 se trasladaron a la Fundación Oceanogràfic donde fueron incubados. Los 81 restantes fueron reubicados en un nido controlado posteriormente por voluntarios de Xaloc en una zona protegida de El Saler. Gracias a la colaboración ciudadana, la puesta completa –la quinta registrada en 200 años en la Comunitat– pudo ser protegida por la Red de Varamientos de la Comunitat –formada por la Conselleria de Agricultura y Transición Ecológica, Universitat de València y Fundación Oceanogràfic– tras el aviso, primero, al Centro Integral Municipal de Seguridad y Emergencias CIMSE 092, que movilizó una patrulla de la Policía Local y al 112.